Neurocientíficos identifican Estados de Ánimo mediante un implante ... Grandes Avances para el tratamiento de la Depresión

Descubre cómo los últimos avances en neurociencias prometen un cambio radical en el tratamiento de la depresión. Basado en investigaciones recientes que utilizan implantes cerebrales para identificar estados de ánimo, este artículo explora un futuro donde comprender y tratar la depresión severa podría ser más preciso y personalizado que nunca. Sumérgete en una discusión sobre los desafíos actuales del diagnóstico de la depresión y cómo la tecnología podría ofrecer nuevas esperanzas a millones de personas alrededor del mundo.

TECNOLOGÍAS

Jaibo

12/30/20224 min read

Hace unos días me crucé con un artículo publicado en el sitio del MIT Technology Review que resonó mucho conmigo. Y aunque en mi boletín no dude en ponerlo, considero que es una muy buena forma de arrancar este mi blog. Expandiendo con más detalle el por qué me llamó tanto la atención.

El artículo titulado “Neuroscientists have created a mood decoder that can measure depression” presenta algunos resultados preliminares pero muy prometedores, sobre uno de los campos científicos que personalmente más me apasionan, dónde busco doctorarme algún día inclusive. Estoy hablando de las neurociencias.

Del mismo modo, se enfoca en otra temática con la que, para bien o para mal, estoy bastante familiarizado: la depresión. Específicamente la depresión severa.

En la actualidad existen millones de personas en todo el mundo que están padeciendo alguna forma de depresión. Impactando no solo en sus estados de ánimo, sino en sus niveles de energía, motivaciones, su capacidad para experimentar placer. Además de provocar cambios en el apetito, sueño y las tendencias suicidas; entre otros.

Uno de los principales problemas al momento de buscar el diagnóstico de ésta enfermedad, radica en el gran número de síntomas que existen. Adicional a la combinación de éstos que se pueden o no presentar en cada sujeto, dependiendo de muchísimos factores tanto objetivos, como subjetivos.

Lo anterior nos revela la vasta complejidad que todos guardamos en nuestros encéfalos. Sin embargo es ésta misma complejidad la que ha estado limitando el utilizar tecnologías que ya funcionan (y están probadas) en otros padecimientos.

Un ejemplo que mencionan en el artículo del MIT Techonlogy Review es el de la enfermedad de Parkinson. En la que existen estructuras específicas dentro del cerebro que son las encargadas de las funciones motoras de nuestros cuerpos. Bajo condiciones muy específicas se puede utilizar la Estimulación Cerebral Profunda, para brindar pequeñas y controladas descargas eléctricas, en zonas muy específicas, con lo que se ayuda al paciente a mejorar sus capacidades motrices y por supuesto, mejorar su calidad de vida.

A inicios del milenio (en los años 2000’es) se llevaron a cabo grandes ensayos clínicos en los que buscaban utilizar ésta tecnología (la Estimulación Cerebral Profunda, o DBS por sus siglas en inglés) como tratamiento para la depresión severa resistente a los tratamientos tradicionales. Sin embargo los ensayos fueron suspendidos de forma anticipada por la ausencia de resultados positivos.

Sin embargo en el 2020 -inicios- un grupo de investigadores decidieron cambiar la perspectiva de los ensayos predecesores. Implantando 2 electrodos de DBS a cada lado de su cerebro, en las zonas convencionalmente asociadas a los síntomas de la depresión, a un primer voluntario. Adicionalmente 5 electrodos temporales fueron puestos en cada lado de su cerebro para monitorear su actividad en las regiones vinculadas con el estado de ánimo y los procesos cognitivos.

Durante la cirugía para implantarle los electrodos al voluntario, quien se identificó como John, tuvieron que despertarlo para poder realizarle algunas preguntas de control, mientras el equipo de cirujanos iban realizando prueba con los electrodos en su cerebro.

En el artículo John comenta: “Entonces le dieron a un punto y dije: ‘de hecho me siento otra vez en linea’ […] La depresión es como cargar un pesos constante sobre tu alma. Cuando ellos (los cirujanos) tocaron ese perfecto pequeño punto, el peso se levantó”.

En un punto de la investigación inclusive comentan que, sin notificar a John, los investigadores apagaron los electrodos de DBS. Inmediatamente observaron como su estado de ánimo empeoraba (así como el mismo voluntario lo reportaba).

El procedimiento hasta el momento se ha repetido con otros 2 voluntarios. Con lo cual los investigadores han logrado extraer patrones que les han permitido “decodificar” el estado de ánimo de los participantes del estudio, con solo observar su actividad cerebral.

Si bien estamos hablando de un minúsculo número de observaciones (3 voluntarios vs las millones de personas que padecen depresión), los investigadores esperan encontrar patrones que puedan ser extrapolables. Así mismo, buscan poder encontrar información que permita mejorar las técnicas actuales de DBS para la depresión.

De acuerdo con psiquiatras y neurocirujanos que fueron entrevistados, los datos aunque de una muestra pequeña, pueden ayudar también a mejorar las formas de diagnosticar la depresión.

Han pasado ya poco más de 2 años desde ese procedimiento pero de acuerdo a las palabras de Johnno sé si la DBS llegue a funcionar para todas las personas, pero a mí me salvo la vida”.

Sin duda comulgo con John. Durante un momento de mi vida atravesé por una depresión severa de la que afortunadamente pude salir utilizando métodos tradicionales. En la actualidad mi estado de ánimo (y supongo que mi química cerebral) se encuentra nuevamente en equilibrio.

Pero en retrospectiva puedo decir que entiendo cuando dice que “le salvaron la vida”.

También y aunque quizá me este extendiendo más de lo necesario. Creo que es importante darle visibilidad a éste padecimiento. Quitarle los estigmas y la categoría de “tabú” que, por lo menos en mi experiencia tiene.

La complejidad de nuestro sistema nervioso central es tal, que no debiera sernos extraños el saber que, aún el más mínimo desajuste, conduce a una cascada de consecuencias que impactan, para bien o para mal, en nuestras vidas. Igual es mi opinión personal. Si quieres leer el artículo completo del MIT Technology Review, donde por cierto explican mucho más a detalle el estudio, te comparto la liga.